12 ene 2016

La razón como corona de la crítica

La bufona de la corte borbona. D. López.
Comienza en nuestro país un periplo de juicios mediáticos que saturarán las sobremesas, las mañanas, los debates, los periódicos, las emisoras de radio y las colas de espera del Mercadona o del Banco, tantos que normalizamos lo delictivo como una manera propia de proceder de aquellos que ostentan un cargo de poder y además lo hacemos extensible a todos de una manera injusta.

Creo que es grave, gravísima la falta de información, pero quizás lo es mucho más la sobreinformación, porque la sobreinformación, habitualmente, viene acompañada de unas enemigas de los juicios justos que no son otras que las prisas, la inmediatez, la premura, la exclusiva. El aquí y ahora que da lugar a tiempos futuros para pedir disculpas, si procede, y aunque proceda esas disculpas se sesgan con otras informaciones que solopan su importancia. En definitiva, asistimos a un momento en el que todo vale en la información, en el que el arrebato de la opinión ha hecho que el periodismo serio, el de verdad, ese que busca la pluralidad de fuentes, la concienzuda tarea de escudriñar los detalles y, sobre todo, el sentido analítico, ese sentido fundamental para dotar de excelencia al ejercicio de la profesión, brillan por su absoluta ausencia. Lo más triste de todo esto es que después tachamos a la "telebasura" como el mal mediático de este país, como el motivo del adormecimiento de las masas, como el satanás de la inteligencia y el leitmotiv del bodebil que aguantamos a diario pero ¿tiene alguna aspiración informativa esa telebasura? ¿Intenta adoctrinar en algún racionamiento socio-político-filosófico a esas masas? ¿Intentan, pues, aborregar a esas masas con discursos que atañen a su propio bienestar? La respuesta, claramente, es NO. Ese tipo de programas irreverentes, zafios, muchas veces de mal gusto, horteras, malhablados, groseros y carentes de sapienza no son más que el chiste que buscamos día a día para desintoxicarnos de la avalancha de información política, religiosa, militar, social y económica que recibimos todos los días sin ser doctos en ninguna materia y con claras intenciones de crear un universo ideológico que sí se traduce en nuestras vidas, ya que son la fuente mayoritaria en la que nos basamos para ejercer derechos tan importantes como es el ejercicio del sufragio. Todo eso sí es grave y eso sí es analizable y eso sí es verdaderamente peligroso para una sociedad y no que quince mamarrachos hagan "edredoning" encerrados en una casa o pasen hambre durante tres meses en una isla por dinero, eso, al fin y al cabo, no busca más que una evasión, un entretenimiento que se solapa con la sobreinformación baratera y de todo a cien que nos venden los medios. 

En fin, que este panorama hace que seamos capaces de tener las tragaderas suficientes para aguantar y asumir como algo normal que la hija y hermana de reyes y su esposo estén sentados en un banquillo acusados de delitos de extrema gravedad, delitos indecentes para aquellos que han nacido sin el problema vitalicio de tener que buscarse la vida, el pan y el hogar, de esos que son principes y princesas por el mero hecho de ser paridos por unos genitales reales, por esos, que a mí mientras hagan y cumplan con sus deberes no me preocupan demasiado, pero que me enervan cuando se salen de las líneas marcadas. Pues que esos privilegiados constitucionales, además, puedan disftutar de los privilegios de la "plebe", que esos que lo son todo sin haber demostrado nada, que esa señora y su "perfecto marido" un "duque empalmado" roben del erario público, que una señora administradora de una sociedad diga que no sabe lo que firma, que una mujer que ostenta un alto cargo en una entidad bancaria en su obra social y que por otro lado la misma entidad estafa a pensionistas con las preferentes y las obras sociales personales de la susodicha pasan por quedarse dinero de asociaciones de discapacitados, en fin un plantel que hacen que sienta naúseas al verle la cara a esta señora. Que hace que piense que es la más indecente entre los indecentes, porque no puede una persona ser más zafia y ambiciosa, porque no es normal nacer en un palacio rodeada de lujos, coronas, servicio, planteles, colegios caros, ropa, joyas, coches de lujo, estar en el máximo escalafón del privilegio jerárquico de la sociedad y ROBAR, eso, señores, debería significar para este ser humano un agravante. 

Pero estas aguas pasarán pronto, estas aguas pasarán y volveran a su cauce, veremos normal que el yerno y cuñado de un rey entre en la cárcel como vemos normal que la familia de un dictador siga ejerciendo sus privilegios sociales como si tal cosa, disponiendo de propiedades y patriminio patrio conseguidos con sangre y a base de terror. En fin, en España sabemos mucho de eso, de callar para avanzar, de olvidar para no abrir heridas, pero el problema es cuando ese silencio pactado se rompe por una parte y, casualmente, siempre lo hace por el lado de los mismos, esos que fueron "héroes" y "salvapatrias" constitucionales, esos que permitieron dejar a buen recaudo toda la herencia de la etapa oscura y el ostracismo de una sociedad amedrentada ahora se pasean por rastrillos solidarios e incluso dando lecciones de moral. En fin, espero que ni la sobreinformación sesgada, ni los neolibertadores que se piensan que por aportar nuevas siglas al arco parlamentario van a cambiar el sistema del que lampan por pertenecer, ni los tradicionales partidos salpicados por el tiempo, pero mucho menos las "borbonadas" que han traído miserias a nuestro país y las "francadas" anacrónicas y las "obispadas" flagrantes hagan mella en algo tan libre, tan sano y tan importante como lo es el sentido crítico, seamos heréticos moderados y conscientes de que no somos piezas de un puzzle, sino las manos que hacen el puzzle, que no somos marionetas, sino las manos que las mueven, que no somos esclavos, aunque flagelen nuestra espalda, porque el ser humano es libre en su pensamiento, pero para ejercer su libre pensamiento son necesarioa el análisis, la crítica y sobre todo la razón. 

Seamos más sapiens, seamos más humanos, seamos más persona y menos espectador, seamos más activos, seamos más inteligentes y seamos más, en definitiva, nosotros mismos y no el reflejo de lo que quieren que seamos.

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