Aunque sería imposible abarcar la historia de la sombrerería, sí hay algo cierto es que actualmente el sector cuenta con un prestigio alcanzado por haberse convertido en un complemento perfecto de actos nobles. Si es el hipódromo de Ascot uno de los eventos anuales más conocidos dónde es el sombrero el complemento estrella, aquí en España bodas y actos oficiales han dejado un escenario perfecto para lucir estos tocados y sombreros.
¿Y Sevilla? Pues no podía ser menos, es una ciudad que cuenta con una serie de casas de sombrerería con algunos artesanos que siguen ejerciendo este precioso oficio. Como asevera el refranero patrio ‘para muestra un botón’ y en plena calle O’Donnell nos encontramos con el atelier o taller del joven José Luis Carreño. Si la ilusión y el buen hacer de esta profesión tiene un nombre y un sitio en la eterna Isbilia, sin duda, reside en esa céntrica calle. Desde su más tierna juventud, aunque a sus 29 años, ésta, todavía no lo ha abandonado, pensó en formarse en el complicado mundo del diseño y la confección lo que llevó que tras su paso por la Universidad perfeccionara la técnica aprendida en la escuela de confección de Jerez en la siempre glamurosa y cuna de la moda Milán. Y fue en ese lugar dónde con un sombrerero inglés aprendió el oficio y hoy en día mujeres de muchos rincones de Andalucía y algunas también de fuera confían en la marca que José Luis ha logrado labrar a base de esfuerzo y tesón, CUKKI. Junto con JLu Zambonino ha logrado que la mujer atraviese el umbral de su taller vestida, nunca mejor dicho, de pies a cabeza.
Cuántas horas entre plumas, lentejuelas, mallas y fieltros, materiales nobles de seda, bordados y demás piezas para con ganas y fantasía crear y seguir creando, innovar y hacer de cada pieza algo especial. Sus dedos poco a poco dan forma a uno de esos sombreros y en algún lugar una mujer sueña con ¿cómo será el complemento perfecto que adornará mi cabeza? Y sin saberlo, en el centro de la vieja Sevilla un chaval está recogiendo ese sueño y comenzando a moldear la nueva pieza que lo hará realidad.
Como José Luís es Andalucía tierra de sombreros y además algunos de propia hechura, el cordobés, el cañero y de ala ancha, el de paja, sombreros que visten las cabezas con historia, desde los utilizados para el toreo, la feria o el campo, hasta los prendidos para los mejores y más factuosos eventos. El sombrero, sin duda, y sus artesanos conforman un oficio al que le esperamos una larga y próspera vida. Y así la sombra que cobija a los portadores de un sombrero se hace belleza, se hace distinción y cumpliendo con su función el sombrero es y seguirá siendo el que reparta desde glamour en una fiesta hasta el alivio a un jornalero bajo el sol candente de esta bendita tierra del sur. Pero siempre será una cosa, parte de un momento y por consecuencia ligado a toda una vida.
*Fotos cedidas por JLu Zambonino