19 feb 2013

Desahucios, coronas y otras cosas del montón



DIEGO LÓPEZ. De nuevo aparecen los fantasmas de una lacra social como lo son los desahucios. En un país donde los ricos cada vez lo son más y los pobres, o clases medias, observan como esa media cada día desciende a ritmo exacerbado, seguimos asistiendo a ridículos culebrones de policías, jueces, bomberos y activistas encadenados unos, decretando otros, a las puertas de personas indefensas como Amalia de 85 años que hoy casi es arrancada de su hogar por una orden judicial. Estamos asistiendo al entierro prematuro de muchas personas ya que ven en el suicidio el mejor aliado para acabar con sus males, además suicidios que se suceden cada vez con más asiduidad y que está comenzando a ser un atajo más que habitual a esta problemática.


Un país en el que se sigue planteando si el Jefe del Estado, S.M. El Rey, está al tanto de los desórdenes con la justicia que tiene su señora hija y cónyuge, cosa más que evidente, y a pesar de todo ahí están disfrutando de sus coronas, tronos, vestidos y puestos que bien mal se los tienen merecidos. Una Zarzuela llena de lujos para príncipes e infantas que nada saben de la realidad que viven los ciudadano sobre los que pesan sus vidas cómodas. Ni la propia Letizia, princesa que viene de casta humilde, de familia de barrio obrero, de abuelo taxista y de abuela ama de casa, de madre sindicalista, ni ella se da cuenta de todas estas cosas. Ella que tiene más preocupación por cómo le saldrá la próxima operación subvencionada o cómo gastará el dinero en las tiendas de lujo. En fin, un despropósito. 

Un Gobierno de dudosa moralidad, en el que los máximos dirigentes sobreviven, presuntamente, a base de dinero negro, de varar en paraísos fiscales millones de euros sin justificación. Ministros que se gastan el dinero público en menesteres más que ilícitos y ministras que se jactan de vivir en esa abundancia reseñando lo bien que ella se siente viendo como visten a sus hijos, que serán, a buen seguro, unas asistentas que cobrarán una mierda, con perdón, y que le rezan al cielo si están aseguradas. Además tenemos que aguantar chulerías baratas como las de la Sra. Cifuentes, Bárcenas o la Sra. Fabra. Tenemos que aguantar que nuestros jóvenes vayan a conciertos multitudinarios y mueran y no haya ningún responsable. 

Estamos hartos de una oposición pasiva, de una oposición más afincada en conseguir el poder alterno que le corresponde por "derecho" y asistiendo al desgaste de los actuales ladrones cogiendo buena cuenta de lo que ellos harán en próximas legislaturas, y  quizás retomar lo que han venido haciendo anteriormente. Amy, 3000 euros por escribir artículos y yo parado, escribiendo a la ciudadanía de gratis en un blog que nadie leerá, vergonzoso. 

Pero no hay que irse muy lejos, nuestro pueblo, Villamartín. Gobernado por unos señores que no atienden a nadie, un Ayuntamiento cerrado a la ciudadanía que sigue fomentando "la compra de votos" con limosna, algo que es heredado de tiempo atrás porque a todos les conviene. Un Ayuntamiento de compadreo, de ahora le toca a los míos, los de antes hacían lo mismo y mucho me temo que los vengan después harán lo propio. Un Ayuntamiento  más preocupado en poner banderas de Andalucía en cada mástil, cada farola del pueblo que en hacer lo que verdaderamente tiene que hacer y es gobernar con rigor, escuchando a la ciudadanía y haciendo que esta participe de manera activa en los designios del pueblo. Pero no, la alcaldía cerrada a cal y canto y los presupuestos me los saco de la manga. 

Siento una profunda decepción por todo esto, pero todavía albergo algo de esperanza. Porque como joven, periodista, humanista creo que dentro de la maldad intrínseca del ser humano existe una pequeña semilla de amor propio que nos hace actuar haciendo el bien aunque sea por incentivar nuestro propio ego. Confío en que muchos de nosotros, formados, jóvenes, con fuerza y preparación tomemos algún día estas riendas de un potro desbocado que es en lo que se ha convertido este país. Además contamos con una sociedad dormida, apesadumbrada y egoísta, pero a todos nos puede llamar a la puerta la desgracia y entonces necesitaremos del vecino y entonces será muy tarde. 

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