18 nov 2019

SEÑORAS DE LA ESCORIA

¡Perra! Te gritaban en aquel túnel
y la luz sólo veía tinieblas,
entre focos de coches que paraban,
para saquear tu cuerpo, sin clemencia.

Tú eras aquella zorra de señores
cuyas sumisas esposas los aguardaban
y protegían en la mísera cobardía
de una mentira que las aniquilaba.

Tan señoras ellas, tan putas ustedes,
que tratadas entre mafias vomitivas
quedáis secuestradas por el terror
y las bocas calladas de la gente.

Malas putas, os llaman, inmigrantes, negras
cubanas, de Varsovia o Nigeria.
Destinos fatales del sino,
que os condujeron a la caverna.

Sobran tus reconocimiento, pero sacian
las ansias sexuales de educados caballeros
con maletines de trincheras
que después erradican tus derechos.

Malas vidas las vuestras
que necesitan esconder verdades
de aquellos que os corroen,
os corrompen, os atan y pegan.

Falta de preguntas y respuestas falsas.
Caminas a ciegas, sin destino,
en un sendero de luces apagadas
con el miedo incesante a la espalda.

El que te usa sin quererte cerca
y te sacude para que desaparezcas,
y, con ello, su mala decencia,
no es más que ser de cruel vileza.

¡Tú señora! Tan señora y puta.
¡Tú señor! Tan señor y escoria.

Diego José López Fernández
12-11-2019

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