Madre, qué palabra tan inmensa.
Suena grande, incluso inalcanzable. Madre, así es como te nombro cuando
descuelgo una llamada telefónica de esas tan habituales que me haces. Madre,
porque es un precioso término que cada vez pasa más desapercibido. Tú me diste
todo lo que tengo, así soy, así me muestro y así me enfrento a la vida.
Desde que tengo uso de razón no
has parado de dedicar cada uno de los segundos de tu vida a mejorar la mía, no
hay mayor acto de amor que ese que pasa por desprenderte de ti mismo hasta
llegar al punto de la desidia por el simple hecho de haber puesto todas tus
ganas, tus fuerzas, esperanza y al fin y al cabo tu proyecto en seres que un
día estuvieron dentro de ti y que ahora por la injusticia de la vida o
simplemente por la fuerza de la naturaleza están comenzando un sendero en el
que ya se escapan tus protecciones, atenciones, decisiones o potestad, para
pasar a formar parte de un sabio consejo o un apoyo ante un proyecto más o
menos inesperado. Pero toda tú sigue viviendo por y para la causa y será así
hasta el final que debe antojarse eterno y espero que así sea. Será además la
causa más justa por la que seguir luchando, la causa de un proyecto que jamás
acabará a pesar de los pesares y del que siempre intentaré lucrarme.
Pero si escribo esto es sobre
todo para decirte una cosa, algo tan sencillo como Gracias. Gracias por haber
elegido esta vida, gracias por tus decisiones acertadas y también por las que
no lo fueron tanto, gracias por haberme engendrado y con quien lo hiciste. Gracias
por aguantar a veces en silencio el sufrimiento, la desidia que antes
comentaba. Gracias por haber hecho que mi infancia haya sido un camino de
felicidad, por no negarme nada ni a nadie. Por haberme dejado tomar decisiones
acordes a mi correspondencia. Gracias por apoyarme en silencio tantas veces y
por haber consolado mi llanto respetando siempre mi férrea intimidad. Gracias
también por haberme enseñado a ser fuerte en la vida a no desistir de las
cosas, a intentar que nadie pase por encima de mi dignidad, a ser una persona
de provecho. Gracias por los caprichos que he recibido en ocasiones, por
hacerme fácil las cosas, por aconsejarme y por no martirizarme en mis errores.
Gracias por haberme dejado errar, equivocarme, a pesar de tus pesares y a pesar
del sufrimiento que todo ello pudiera causarte. Gracias al fin y al cabo por
los millones de cosas que no cabrían ni una enciclopedia completa.
Madre, para todos los humanos la
suya es la mejor, pero quiero que sepas que en mi caso no es que seas la mejor,
es que eres única, mejor es cualquiera en cualquier cosa, pero tú eres
simplemente MADRE, con todas y cada una de sus letras. A pesar de las
diferencias que nos separan, que no son muchas, siempre confío en tu criterio. Aunque
no lo creas casi todas mis decisiones importantes, te sean o no consultadas,
siempre conllevan a un posicionamiento personal en el que tienes mucho que ver,
me importas, me importa lo que te pueda hacer sentir, lo que puedas llegar a
opinar aunque ni siquiera te planteases en la vida en referírmelo. Por eso sé
que eres la perfección como madre, porque sin hablar, sin tenerte a mi lado,
sin consultarte cualquier cosa, sé que soy capaz de saber cómo lo harías tú y
me baso mucho en esa intuición impersonal que me transmites, porque pensar por
ti es algo que hago muchas veces. Por eso quizás hay muchas cosas que no te
digo, o que lo digo con posterioridad a haber pasado porque sé fehacientemente
que tú harías lo mismo.
Madre, puedes sentirte dichosa,
porque no todas las personas pueden decir que el proyecto de su vida se cumple,
sin embargo tú eres una de esas personas afortunadas. Tu proyecto de vida el de
formar una familia, tener hijos y que estos fueses personas de provecho creo
que lo has superado con creces y nada más que por eso y por todas las fuerzas,
ganas y empeño que dedicas todos los días a hacer que el proyecto siga en pie
debería ser el motivo y motor que te lleve a emprender todas esos otros
proyectos para los que ahora estás preparada, todos esos proyectos que pasan un
poco más por tu desarrollo como mujer, como ser humano y en todos esos
proyectos, sea cual sea, quiero que sepas que cuentas con mi apoyo incondicional
y rotundo. Así que Madre, adelante, fuerzas, ganas y al toro que la vida es
sólo una y no me perdonaría jamás el no haber participado de tus sueños y
haberte apoyado en ellos.
Y para terminar sólo una cosa. Te
quiero Madre, te quiero con toda mi alma y quiero que estés a mi lado
eternamente, y no es que quiera es que lo sé, sé que estarás a pesar de todas y
cada una de las cosas que nos puedan pasar en esta vida.
FELIZ DÍA, te quiere, tu hijo.