3 dic 2023

I. HALCÓN DE ACERO


Desplegabas tus alas impías sobre los tejados

de aquella ciudad sumida en el caos, 

dejabas caer, automática, tu maldad, 

sin resquicio alguno a la huida. 

Aquellas estampidas, 

provocadas por el pánico más atroz, 

no eran capaces de retroceder, un ápice, tu chapada coraza;

ni siquiera el llanto atronador de las cunas, 

a cuyos filos las nanas apagaban sus notas, 

hacia sucumbir tu gesta, 

ya apuntada como victoria en tu particular bitácora.

Y no, tus vuelos de idas y venidas, 

lejos de aplacar tu insaciable irá a cada mando, 

la única traducción era:

más destrucción, más aire malo, más ignominia.

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