6 ago 2015

Canteros de la luz

Una bella vista desde el Sacre Coeur y toda rendida a tus pies, desde Montmatre la luz de una ciudad que brilla por si misma se hace inmensa y cualquiera de sus perfiles, desde el barrio Latino hasta los Inválidos, a través del puente de Alejandro III termina en lo alto de la siempre lozana Torre Eiffel. Una auténtica delicia para los sentidos y paso a paso descubrirás sus calles hechas de retazos de historia. Pero se estará preguntando ¿qué tiene que ver todo esto con Sevilla? Bueno, por todos es sabido que ambas ciudades comparten algunos elementos arquitectónicos como el puente de Isabel II, aunque el francés ya desaparecido, o que Eiffel es el artífice de las Naves del Barranco, aledañas a la zona de Capote. Pero no, no es esa la verdadera razón de estas palabras. Para ser honesto todo lo anterior es meritorio de mención, pero quizás hay algo que para la mayoría pasa completamente desapercibido y que mucho tiene que ver con un precioso pueblo del Corredor de la Plata, concretamente de Gerena.
 Pues sí, Gerena tiene mucho que ver con París y con muchas ciudades y pueblos de España. Desde la época Romana las laderas de las suaves colinas gerenenses han sido el centro de la actividad cantera dónde se extraía la mayoría del granito que cubre la pavimentación adoquinada no sólo de la localidad, sino de la capital Hispalense y también, como está documentado, muchas de las calles del centro de la magnífica París. ¡Sí señores! Paseando por algunas de las calles de la Ciudad de la Luz estamos pisando granito de Gerena. Material que hasta bien entrado el S.XX dio de comer, con esfuerzos descomunales, a muchas familias de la comarca de la Plata.
 Ser cantero era una profesión dura y digo era porque a día de hoy no queda actividad alguna en estos ricos yacimientos de granito. Gerena ha cambiado las tradicionales canteras de picapedreros por la moderna y sofisticada explotación del cobre en la mina de Las Cruces mineral del que también es poseedora esta localidad. Pero en lo que atañe a las canteras los vestigios que han quedado se resumen en los tajos que los canteros esculpieron a golpe de cincel, de las más destacadas la de la Fuente Santa, dónde actualmente hay un museo dedicado a los canteros y su actividad. Allí, los visitantes a través de paneles informativos y de la propia fisonomía del terreno pueden ver in situ la gran labor de estos artesanos de la piedra. Así pues, en el centro del pueblo se puede apreciar otra de esas canteras, convertidas hoy en un precioso recinto cultural al aire libre dónde se realizan conciertos, se proyectan películas y demás actividades de ocio. La Rodadera, que así se llama, ha quedado como testigo fiel de ese pasado no tan lejano.
Pero no sólo los adoquines de París son los más ilustres que han salido de Gerena. Ya que durante la construcción de la catedral de Santa María de la Sede de Sevilla no pocos fueron los carros cargados con granito gerenense para, sobrepuestos unos sobre otros, configurar el que es hoy día el templo gótico más grande del mundo. Pues el granito de este bendito lugar estaba predestinado a formar parte de cosas grandes. Tanto esfuerzo, tanto sudor, tantas horas bajo un sol de justicia o influidos por inviernos de grandes heladas debía tener su recompensa. Llegó a contar Gerena con un ferrocarril que construyó la Compañía Gaditana de Minas a principios 1911, alargando así el ramal que sólo llegaba hasta Aznalcóllar y así facilitar el traslado del material. De eso queda testigo en Gerena la Estación, actualmente reconvertida en oficina municipal de Turismo. Tanto auge alcanzó el granito de la localidad sevillana que tanto en la Exposición Íbero Americana de Sevilla de 1929, así como en la Exposición Universal de 1992 este granito de calidad excelente formó parte de la materia prima con la que se construyeron muchas de las infraestructuras que después contemplarían miles, millones de personas.
 Todas estas razones y otras tantas son más que suficientes para que un día venga a visitar este bello pueblo enclavado en las primeras estribaciones de la Sierra de Norte. Verán en su contexto original por qué Gerena es conocida como el pueblo de los adoquines, además de visitar otros de sus monumentos y restos arqueológicos. Será sin duda una de las mejores maneras de honrar el esfuerzo de todos aquellos que durante años dejaron su salud y su sudor picando como canteros de la luz.

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